La intromisión y sus efectos negativos en la intuitividad maternal

Hoy en una piscina observaba como un pequeño de alrededor de tres años interactúaba con su mamá. Su interés por comunicar era divino,estaba lleno de risas, gestos, señales, sonidos, miradas, gozo por interactuar, interés y más. A su mamá se la veía preocupada y le costaba mucho disfrutar de los miles de signos comunicativos que su pequeño compartía. Pude acercarme y conversar con ella y sus ojos se llenaron delágrimas al decir que está muy preocupada por que su hijo no habla aún. Me comentó que sus profesoras y pediatras le han alertado también de este tema. Su angustia más grande era, que hice mal?,”yo siempre le hablo y le cuento cuentos”, y su voz se quebró. Miro esta escena, me acuerdo de mi historia personal y de otras tantas mamás en consulta. La comunidad médica, educativa y los familiares llenos de buenas intenciones, pueden crear fácilmente un círculo negativo al desarrollo, que por si puede estar ya complicado. La base del desarrollo del lenguaje es no verbal, hay niños que por su perfil sensorial demoran un poco más en darse cuenta de las claves comunicativas sutiles existentes en la palabra y en fortalecer la musculatura oro-facial. Comentarios, diagnósticos y alertas negativas pueden ser contraproducentes, ya que la madre/padre que en si ya carga una responsabilidad y preocupación enorme, no puede manejar. En situaciones de stress la gestualidad, el tono, la sonrisa, la calidez, la cercanía desaparecen y con ello la posibilidad de apoyar el desarrollo del lenguaje. Seamos prudentes y aportemos conscientemente a este rol tan sensible y vulnerable. Dice un famoso proverbio que se necesita de toda una comunidad para criar un hijo. Seamos esa comunidad que suma, que apoya, que empodera, que sostiene, que no juzga, que no apunta, que no se entromete demás.El diagnóstico, la sugerencia, el comentario siempre puede ser positivo, alentador y empoderador. Hagamos un esfuerzo por repensar lo que decimos, cómo lo decidimos y cuàndo lo decimos. Decirlo es importante, si embargo el impacto que tiene la palabra es nuestra responsabilidad y quizá nuestro más grande camino.